La vida es como un sendero en la arena. Tan pronto nos encontramos en el límite pudiendo observar el final de nuestro camino, como todo se cubre frente a nosotros y no sabemos donde está el sendero. Pero los caminos de la vida son certeros y nuestra intuición cabalga siempre delante haciéndonos declinar por un sentido o por otro. De lo que nuca podemos estar seguros es de aquello que cambiará de lugar en nuestra existencia. Por muy preparados que estemos y muy bien trazados que se hallen nuestros proyectos siempre pude haber un golpe di timón que nos haga configurar de nuevo nuestros ideales de futuro. Siempre es mejor tomar el camino no transitado porque seguro que nos conducirá a mejores estadios, a mayores oportunidades. Pero hay que saber decidir siempre, a pesar de que esos senderos de arena interfieran y no consigamos vislumbrar lo que está al otro lugar del puente. No nos quedemos como esas barcas dormidas a los lados del camino. El fracaso es no intentarlo nunca.