Una tregua para la vista y un mensaje para los sentido. España se embobece por cuestiones independentistas y se olvida de todo lo demás. No todo es Cataluña y mientras las demás regiones se sientes algo aisladas por tanta atención. Importante sí, pero todavía estamos en los comienzos de lo que ya presume ser un acontecimiento invasivo para todo el país. Siempre echando la culpa a otros de nuestra mala gestión y aún así hay quienes ser creen los iluminados que llevan la panacea debajo del brazo. Verde esperanza de que por fin se produzca ese chasquido que de una vez haga tomar las cosas por su cauce y no por el contrario. La negrura está presente en nuestra sociedad y mientras otros todavía cuentan sus prodigiosos tesoros transoceánicos España sigue debilitándose. La justicia se ha convertido ya en algo de andar por casa y la usamos siempre y cuando no convenga a cada uno porque nos es para todos por igual. Hacer boicot a las empresas no es de adultos sino de niños de guardería y lo único que logramos es hacernos daño a nosotros mismos. Las negras lavas se esparcen pero a su ver pueden llegar a crear un paisaje hermoso creando límites y forjando nuevas coaliciones por el bien de todos. El infinito está ahí y nunca se ha escondido a nuestros ojos. Hemos perdido la fuerza de ver y de disfrutar de aquello que sí que existe, solo que nos olvidamos de mirar un poco más allá de esos problemas mundanos que solamente el hombre es capaz de crear por su falta de credibilidad en sí mismo para descubrir las infinitas posibilidades que tiene en sus manos. Y como bien dijo Albert Schweitzer » Nada de lo humano me es extraño». Somos capaces de lo bueno pero también artífices de lo malo.