La sencillez no está reñida con la belleza. Nos vanagloriamos hablando de que una cosa sin adornos carece de personalidad propia, pero la esencia misma de ella es lo que realmente tapamos sin darnos cuenta. Lo superfluo es un almacén de excusas para llamar la atención de quien mira. La vida está siempre carente de cosas superfluas y se nos presenta así, tal y como es y nos implicamos poniendo capas sobre capas innecesarias sobre ella. Las cosas suceden no porque sí sino porque han elaborado un proyecto en donde todo cabe y el resultado es la organización perfecta de la evolución. Y por mucho que nos inmiscuimos en acelerar o reordenar lo establecido solo conseguiremos la desvirtuacíón de dicho proyecto. Una vez se dijo que el hombre es un experimento y el tiempo dirá si valía la pena o no. La sabiduría es una manera de ver las cosas y por mucho que adornemos nuestro entorno, nuestra imagen y nuestros proyectos solo conseguiremos crear un mundo efímero y decadente.