No podemos expresar con palabras ese misterio que desde el cielo se desprende. Aún así intentamos contrastarlo con lo que realmente conocemos, pero es imposible porque cada minuto, cada punto de luz que se derrama de ese sol al atardecer configura fotogramas bien distintos. Sin explicación y sintiéndonos imbuidos por esa magnificencia debemos procurar no usar el lenguaje, el pensamiento o la conclusión ya que todo ese misterio se vendrá abajo. Nos cuesta ser cómplices de etas obras de arte de la naturaleza pero lo esencial de todas ellas es que no se repetirán nunca y que jamás llegaremos a descifrar todo el engranaje que las configura. «Los que contemplan la belleza del mundo encuentran reservas de fortaleza que los acompañará durante toda la vida.» Y es que nada es más libre que la imaginación humana.