Quizás existan numerosas razones para que yo, la Princesa de mi casa intente ser algo que no soy. Cautelosa al máximo, recelosa cuando algo me indica que debo tener cuidado y cuidadora de mi territorio como el bien más preciado que poseo. Amante de la buena vida elijo bien a mis compinches y como no a mis cuidadores. Soy leal y muy cariñosa pero siempre reclamo para mí sola el cariño de mis dueñas y el privilegio de ser una linda Princesa que cautivo con mis grandes ojos y mi maullido mimoso y adulador. Y eso que no he contado otras muchas cosas que me adornan para no parecer demasiado zalamera. Les gusta como soy y no voy a cambiar por eso.