Algo que no muere con el tiempo. Que permanece y se consolidad en la magnificencia de su semblante arquitectónico.  Notre Dame de  Fourviére es una basílica menor de culto católico que  permenece  sobre la colina del mismo nombre. Sus ojos miran el valle donde se encuentra la ciudad de Lyon, atravesada por sus ríos. Y allí permanece con el tiempo, en la historia y en sus gentes. Desde allí observa retando a quienes aman el arte y su entorno para hacerles partícipes de lo que tras sus puertas se esconde. Un bello regalo y un sorbo de vida y belleza que aún así nos cuesta asimilar rápidamente. Y todo ello descansa en el tiempo, en las cosas, en los días y en esos futuros que, aún siendo muy inciertos, nos dan la opción de evadirnos de la mundanal sociedad y hacernos un poquito más felices.

Construida con fondos privados entre los años 1872 y 1896 es una joya de la arquitectura románica y bizantina. –«Porqué contentarnos con vivir a rastras cuando sentimos el anhelo de volar? Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida.