«La verdad es una y el error es múltiple» , cierto porque cuando nos instala os en ese error cómodo para nosotros, no concebimos que estemos equivocados siempre estaremos echando la culpa a otro de nuestra propia miopía frente a la realidad. La vida se rige por directrices y así muchas veces caemos en lo repetitivo y convencional como discos rayados en una monotonía de tropiezos y de conclusiones falsas. Otras veces las directrices son la únicas que nos hacen llegar a donde queremos llegar, salvando contratiempos y evitando hacernos daño. Existen otras en las que no llegamos a comprender porque ya nos las han impuesto antes de concebirnos. No podemos rechazarlas y nos volvemos sumisos y acatadores de normas y leyes en las que apenas creemos. Vemos el camino y también las opciones para crear nuestro futuro. Sabemos que existen puentes pero es difícil acceder a ellos desde nuestra perspectiva de haber nacido condicionadas para un fin, sea el que sea, y con ello nuestra vida se convertirá en el espejo de nosotros mismos. La vida es la suma de todas nuestras elecciones. Los condicionantes que se nos impongan desde el momento de nuestro nacimiento serán en gran medida los que hagan de ellas nuestros logros. No podemos compararnos a siglos anteriores ni a vivencias pasadas. La vida es una e irrepetible y los escenarios distintos y somos seres con raciocinio propio nada ni nadie puede hacernos caminar por sendas establecidas ni tampoco acatar todas las directrices si no estamos convencidas de ello. Cambiar no significa claudicar. Solamente ver el mundo como realmente es en este momento y lo que necesita de nosotras.