Estamos inmersos en los caprichos del viento. Ahora cuando las borrascas parecen ser más frecuentes y las sequías muerden la productividad de la tierra nos condicionamos a nosotros mismos creando esa burbuja a la que llamamos cambio mático y parece que sea algo venido de otro lugar del cosmos. Estamos enmudeciendo el lenguaje del viento con toda la cantidad de mecanismos y de nuevas tecnologías que inventamos a diestro y a siniestro sin ver exactamente el poder destructivo que tendrán sobre nuestro clima, nuestra salud, nuestros recursos naturales. Cuando el viento cambia es como el aviso de que algo va a modelarse en la naturaleza. Bien sean las borrascas, las subidas de temperatura, los terremotos etc. Y a veces los ignoramos, por comodidad o porque estamos tan inmersos en todo tipo de cosas nocivas que nos encierran en un mundo en el cual desconocemos lo que realmente debe importarnos. Vientos del este, vientos del oeste se avecinan constantemente con su labor de anunciarnos ese nuevo momento. Aún así estamos tan sordos que no contemplamos ese movimiento sino cuando la ronca canción de la naturaleza nos pone en alerta en el borde del precipicio.