Hoy existe un modo de vida que no habíamos descubierto. Caminar las ciudades en completa soledad. Somos extraños pero nos gusta serlo. No conocemos a nadie por el contacto directo, frente a frente, sino por medio de la tecnología nos relacionamos con miles de seres que , siendo extraños para nosotros se convierten en nuestros confidentes más fieles. Sabemos demasiado de los otros a la vez que otros saben de nuestra vida. Ciudades inmensas de gentes que caminan sumidos en sus mundos, en sus ideas. Y somos felices. Nos hemos acostumbrado a vivir en soledad y lo más triste de todo es que no echamos nada en falta. Como programados por un experto funcionamos bien. Instalados en esa solitud del bien estar nos creemos los reyes del mundo porque hemos salido completamente de él para vivir en el nuestro.