
Foto Loro Parque, Tenerife.
«Las leyes injustas son como una telaraña a través de la cual pasan las moscas grandes y las pequeñas quedan atrapadas»
Frente a nuestros ojos este precioso minarete bajo el cielo azul que nos impulsa a viajar hacia otros lugares. Nada más alejados de la realidad. A veces no somos conscientes de que el «paraíso» es nuestro vecino y no lo vemos. Qué ciegos estamos si solamente nos sentido imbuidos por la maravillas que se nos muestran al otro lado del mundo. Ser conscientes es ser reales de nuestro entorno y de nuestro futuro. Engañarnos no nos lleva a ningún sito y mientras nuestros gobiernos se pasan el día poniéndose zancadillas por su mal perder, en ese juego denominado política de vía estrecha, nosotros nos conformamos con lo que nos cuentan y nos dicen. Incapaces de reaccionar y cotejar tanta promesa de papel y tanta hipocresía de parvulario. El ojo del pájaro lo ve todo en la distancia. Más que los humanos y descubre el andar de la perrita antes de que empiece a andar. No somos inteligentes y pocas veces lo hemos sido. Solamente algún ojo de águila que desde las más abruptas montañas sabe caer sobre su presa en el momento preciso. Y como bien comencé este relato, el «paraíso» no está tan lejos de nuestros pies, solo que no sabemos mirar en la dirección adecuada.