La vida es la suma de todas nuestras decisiones. Una escalera que hay que subir despacio y con paso firme. Pero por muy altos que sean esos peldaños no hay que asustarse sino encontrar la manera de llegar a conseguirlo. Pero la vida es quizás mucho más que todo eso. La vida es una oportunidad. Nadie tiene el derecho de arrebatárnosla y menos todavía de manipularla. Estamos asistiendo a un drama humano sin apenas ser conscientes de las dimensiones que ello encierra. Carecemos de todo valor y nos enaltecemos a la hora de pronunciarnos sin mediar consenso, respeto o dignidad. Y nos creemos sabios a la vez que damos una imagen de fracaso retenido haciendo daño a los más vulnerables. Por otro lado la vida nos proporciona todas las herramientas necesarias para seguir adelante.

Imagen de Rafael Barreto, Jerusalén.
En la trayectoria de toda nuestra existencia se presentan muchas direcciones. Saber encontrar la ideal es un trabajo difícil pero no imposible. Solamente hay que ser fieles a nosotros mismos y dar un voto de confianza a nuestra intuición. Lo demás viene de rodado.