Cuando los limites son apenas percibidos por nuestras pupilas podemos llegar a conquistar espacios que nunca hemos visitado y desde los que jamás nos gustaría volver. Pero el tiempo es el juez de los momentos y la magia es la búsqueda perezosa de aquello que debemos conquistar. En el fondo del mar todo se cubre de ese azul cristal donde nuestras manos son capaces de escribir los relatos más interesantes y nuestra experiencia la maestra para saber recolectar lo increíble.