Ahí, donde guardamos nuestros secreto y todo aquello que deseamos proteger a toda costa. Esa caja, de cartón o de madera que un día adquirimos o nos la regalan, es el guardián de toda nuestra existencia. ¿Quién no ha metido en ellas los tesoros que más valoramos? Ahí, donde las vivencias cobran vida nuevamente. Entre sus tapas duermen silenciosos los pasajes de toda una etapa y desde la que revivimos con mimo al palparlos con nuestras manos. En cada una de sus esquinas, en todas las dependencias de su interior se cincelan los momentos que un día decidimos perpetrar en el tiempo conformando en nuestra memoria las huellas de nuestra vida. La imaginación se torna la protagonista de ese cuento en el que sus tesoros los llegamos a protagonizar nosotros mismos.