La majestuosidad del cielo baila sobre mi cabeza y los vencejos han comenzado ya a aparecer. La primavera se abre como un libro de mil historias en las que todos no veremos reflejados. Todavía quedan rezagadas las brumas tempranas de la mañana pero no por eso deja de ser más hermosa o desvirtúa sus misterio. El límite de mi lenguaje se convierte ahora en el límite de mi mundo donde ya todo ha pasado una de sus páginas pero que todavía quedan muchas por escribir. Renovación y comienzo. Igual que la estación nueva, primera y verde que ya forma parte de nuestras vidas. Todavía el sol tiene los ojos dormidos pero las blancas manos de las nubes despertarán su mirada sobre este ocre amanecer de primavera.