El color del sentimiento más profundo cuando el sol va de retirada. Frente a su morada presencia nos comunicamos con el otro lado de esa línea infinita del mundo, de la realidad y de las cosas diarias. Paz unida a misterio inacabado donde todo refulge y donde nada se transforma, más que la banal presencia de las cosas superfluas. Esa majestuosidad que no conoce parangón ni tampoco limites y donde nos convertimos en esa casualidad llena de intenciones que nos condiciona a la vez que nos instruye. Color magenta que estás compuesto de dos longitudes de onda (la roja y la violeta). Situados en los extremos del conocido como espectro visible. Nuestro cerebro interpreta y «se inventa» ese color que nos hace alcanzar las cotas más elevadas de nuestro cerebro y de nuestro yo.