¿Una concha del mar? Bien lo parece solo que está bien lejos de serlo. Por su forma podríamos incluso entrar a través de ella y descubrir en enramado de sus venas. ¿Un cuerno de caza? Seguimos alejándonos cada vez más de su verdadera esencia. Las plantas igual que todos los seres vivos nacen, crecen se multiplican y mueren. Son seres vivos a los que no le damos la importancia que se merecen. Hasta que de improviso nos vemos sorprendidos con algo que nos confunde. A modo de capucha las flores se escondían bajo ella. La palmera secó una de sus ramas y cayó una de ellas. Y se instaló en el Jardín Botánico del Puerto de la Cruz. Entrañable a la vez que curiosa la instantánea que hizo que mi objetivo cayera rendido a sus pies. Un esbozo a la fantasía del hombre que nunca podrá poner límites a su imaginación.