La naturaleza tiene sus razones y también sus normas. Ella sabe en todo momento cual es su posición y hasta donde puede llegar. Lo que sucede es que el hombre, en su afán de controlarlo todo intenta cambiar el rumbo de las cosas naturales y muchas veces provoca mucho daño. No es este el caso porque se ha respetado el camino, la extensión de ese tronco y se le ha creado un hueco para que pueda expandirse. Los paseantes se paran y lo contemplan y es bonito saber que a veces el hombre tiene sensibilidad y piensa.