
La vida se compone de decisiones. Sin ellas no podríamos da un paso adelante porque todo nos sería impuesto y condicionados. Pero a veces las decisiones nos cuestan, se nos resisten. Es entonces cuando esa verdadera razón de ser ha de tomar impulso y manifestarse. En otras ocasiones nuestras decisiones nos hacen vivir una mala pasada, pero no por eso hay que desmerecer nuestra voluntasd a la hora de dar el paso. Seguro que otro día no volveremos a caer en lo mismo. Hay que tropezar para descubrir donde están los fallos. A través de la historia la toma de decisiones correctas ha sido como el timón del velero que conduce al mundo. Pero es cierto tambien que aunque hayamos salido con buen tiempo las borrascas se pueden presentar en cualquien momento y forma. A través del camino marcado encontraremos la salida por dura que sea la travesía.