Dicen que la punta del iceberg es lo que nos alerta de algo muy grande y de unas consecuencias muy alarmantes. Bajo la superficie se encuentra un mundo tan ajeto a nuestro conocimiento que se nos hace imposible llegar a calcular hasta donde llegamos para encontrarnos con ese límite de lo inconmensurable. No somos demasiado conscientes del abismo que existe entre lo poco que sabemos y la esa verdad todal donde todo se une y desde donde todo se expande. El origen y su trayectoría hasta hacerse visible nuestros ojos nos condiciona hasta el extremo de llegar a perdernos en su inmensidad. A años luz de distancia pero a tan solo un paso de aquello que creemos haber conquistado en ese espejismo del deseo.