
Actutudes infinitas que describen la personalidad de las personas. Y aún sin saberlo vamos pespuntado nuestro trayecto a través de la vida, de los momentos y también de las decisiones. Tratar de representar un rol que más que eso sería una fantasmada de las muchas que el ser humano no aprende y sigue cometiendo, ridiculizando su idiosincrasia y su esencia. No es apropiado tratar de presentarnos frente al mundo como esos que no somos porque tanrde o temprano la venda cae de los ojos y el ridículo queda en evidencia. ¿Cuántos momentos se han colisonado por nuestra actitud de creernos más y mejor, cuando sencillamente se nos admira por como somos y nada más? Somos lo que hacemos y no hay otra versión de nuestra personal historia. Y todo ello con los abalorios que gratuitamente nos echamos encima para ser los mejores como la elevada contaminación de egoísmos y vanidades que presumimos de tener para luego acabar en el cajón del desván de nuestro diario. Ponemos en peligro nuestra felicidad y nuestra manera única que nos hace ser distintos pero auténticos. Y todo por unos momentos de gloria frente a la pantalla del movil. Prudencia, la borma nos puede llegar a costar muchos disgustos cuando la careta caiga. Haciendo lo que nos provoca se nos puede convertir en una provocación a la suerte y también al destino.