
Existen otros mundos. Y también donde nuestros sentídos pueden picarnos en esas sensaciones que a veces no entendemos, pero que sin lugar a dudas existen. El mal es ignorancia, lleguemos hasta donde lleguemos con la mirada y aún así no somos capaces de erradicarlo. Vivimos situaciones que ni preparándonos para vivirlas llegamos a ser capaces de solucionarlas y es que por mucho que se empeñe el hombre en cambiar la naturaleza de las cosas es mucho peor. Más allá de la línea de la conciencia hay mucho camino por recorrer todavía y sin embargo nos aferramos a lo ideal para tratar de convertirnos en lo que no somos y mediante esa actitud hacemos mucho daño. Las reacciones de muchos que creen poder parar el mundo con una mano o de otros que intentan con un solo dedo cambiar el movimiento del sol y de las estrellas no son más que brotes de vida angustiados por no saber cual es su destino ni tampoco lo que hacer con él. Solo éste se puede conquistar con el conocimiento del «ser» que se encuentra mucho más allá de la voluntad y del propio destino ((Ramana Maharshi) . El solo hecho de creernos más no quiere decir que otros puedan arrebatarnos ese ilusorio estado de satisfacción y confort en el que nos hallamos. Todo es pasajero en la vida y cuando nos paremos a mirar algo diferente comprenderemos que hasta donde nuestra vista alcanza no quiere decir que lo podamos tener todo bajo control.