
En esas zonas oscuras de nosotros también existen destellos de luz. Regalar tiempo a las personas es una manera de darnos un poco a nosotros mismos. Hoy, cuando la soledad se apodera de quienes luchan por salvar vidas. A esas personas que regalan todo su tiempo a quienes más los necesitan son los legados más valiosos que el hombre puede atesorar. «No busques al amigo para matar el tiempo, búscale para vivirlo con él» (Khalil Gibran). No somos conscientes del tiempo que desperdiciamos mirando nuestro propio ombligo y no llegamos a nada en nuestra vida. Compartir palabras, gestos, detalles es una manera de dar algo de nosotros y procurar que los demás encuentren en ello la razón de que cada momentos es único e irrepetible. A media voz pronuncio hoy la palabra «compasión«, ese sentimiento humano que se manifiesta desde el contacto frente al sufrimiento de otro ser. Durante siglos la inteligencia de las personas estuvo relacionada con la lógica. Ser inteligentes era ser exitosos en la vida. Pero cuando mostramos compasión hacia los demás no solo les ayudamos a ellos sino que nos ayudamos a nosotros mismos. Vivimos unos días de locura mediática frente al consumismo y solamente algunos hacen una parada en ese momento de reflexión que nos hace recapacitar por cuantas cosas pasamos por alto. Sigilosamente repito la frase «a media voz» que no necesita de volumen ya que solamente es capaz de trascender en un sentimiento que carece de tiempo, solo es y hay que regalarlo.