
Muchas veces hemos intentado encontrarnos con el trébol de cuatro hojas para así poder recrearnos en la idea de que la suerte nos va a sonreir en breve. Hoy podemos decir que un trébol de cuatro hojas podría ser algo singular cuando interconectamos dos cosas. Algo único y especial que muchas veces no sabemos valorar como merece. Celebramos el 8M como cada año, montando el numerito y tratando de pasar un buen rato con los distintos eventos que para este día se han planificado. No se trata de estar, sino de ser. Y mientras seamos los voceros de una celebración mediática como ésta sin que tengamos presente que no solo es el 8M el Día de la Mujer sino que son los 365 días del año los que «la mujer» ES. En todo este tiempo «ser mujer» ha sido el referente de muchas culturas y de bastantes agravios, pero no por eso debemos recordarla unicamente en fechas señalas o acontecimientos extremos. Hay que permitir dar voz a la mujer y no solamente en actos multitudinarios donde se mezclan todo tipo de pensamientos e inquietudes. Igual que el trébol de cuatro hojas necesitamos procurar que no pase de largo a nuestro lado ni tampoco se motive porque el «así debe ser» nuestro espacio y nuestra inteligencia. Estamos sobreactuando en un escenario creado solamente para hacer ruido un día al año y en ese ruido se desvirtúan demasiadas metas y estadios que con el paso de las horas desaparecerán. Vuelta a empezar y más de lo mismo hasta el próximo 8M. La mujer no puede caminar a un paso detrás sino derribar esos muros que le permitan SER y no únicamente estar y en ese espacio pocas son las posibilidades. ¿Cuándo veremos a una presidenta de partido político importante? Es muy ambicioso pensar que en nuestro país se llegue a proponer a un futuro presidente siendo mujer. Por ahora solamente se han quedado en lugares intermedios y siempre a un paso detrás. El reto es grande pero no imposible. Hoy cuando todas esas manifestaciones terminen se prodía pensar en ello porque haberlas las hay, solo que como los tréboles de cuatro hojas tendrán su momento para cruzarse en nuestro camino.