
Entre las muchas remembranzas donde guardamos imágenes, hechos o situaciones pasadas te encuentras siempre tú. Bordeo tu imágen en mi memoria a la vez que reproduzco a diario muchas de esas pinceladas de luz que compartimos. El valor de tu recuerdo es ahora mi refugio para protegerme y donde la mágia de cada momento la poníamos nosotras. Vivimos en una ciudad de membranzas a la que denominamos memoria y donde cada día descubrimos el verdadero valor de un tiempo convertido hoy en tu legado. Transitamos entre el no nacimiento y la no muerte porque no existe ese principio ni tampoco ese fin. Todo es una continuidad en el hilo de nuestra existencia y ahora habiéndo tenido la posibilidad de conocerte transcribo estas palabras; «Somos la prolongación del pasado, el resultado de un recuerdo» y como tales no será solamente en este día cuando me acuerde de tí.