
Codiciada estación donde la naturaleza lava su rostro tras el largo invierno y hace de su luz todo un escenario para nuestros sentidos. Caía la tarde sobre el sendero y las puntadas de ese renacer variopinto y animado en el cual las abejas, las mariposas y cualquier ser vivo se podría sentir identificado.

Sobre el mar se balanceó un sol muy cansado que poco a poco nos dejaba ver impresiones de ese casi último momento y donde nada faltó ante su inconmensurable obra. Una mimosa tuvo el capricho de asomarse al camino para hacerse notar. Fué el punto y final de aquella penúltima tarde de invierno.
