
Ese sentimiento que nos identifica porque a todos nos gusta que al llegar alguién esté esperándonos. De manera presencial o bien de manera que sintamos que por muy lejanos que estemos sabemos lo importante que somos para alguien. Y cuando nuestros animales de compañía saben que al cerrar la puerta tras nosotros no significa que no nos verán sino que por un espacio de tiempo determinado deberán esperar nuestra llegada. A veces somos tan inconscientes al pensar que dichos seres vivos no tienen memoria y nos dan una lección que es imposible de cuestionar. Seamos frágiles ante el sentimiento que cada día encontramos en ellos y valoremos muchos de esos momentos que nos hacen desesperar porque quizás en ellos se encuentre nuestra felicidad. Ahora es tiempo de salir a disfrutar pero no por eso hay hacer de ellos ese problema frente a nuestra libertad. Siempre esperarán nuestra llegada. Seamos conscientes y no actuemos con irresponsabilidad.