
«Escribir leyes es fácil, pero gobernar es difícil». No somos dueños de las naciones ni tampoco de quienes habitan en ellas. Querer dominar a las naciones es el punto cero de aquel que ya lo ha perdido todo, y aún insiste. Hoy mundo mira al cielo y sin embargo se contiene porque es más valiosa la vida que todo aquello que un día nos prometieron. La vida es una bengala roja de sueños que vuela de oriente a occidente y trata de crear una tela de araña para hermanar y proteger a los pueblos. Pero existen las arañas venenosas que se introducen en ella y van minando el poder y la decisión. No obstante la tela es fuerte y resiste porque en su convicción lleva la energía de todos aquellos que están tensando su eficacia para así llegar a proteger a muchos más. Hoy la conciencia del mundo está más abierta que nunca frente al miedo y la guerra. Ante el naufragio de civilizaciones, de culturas y de generaciones enteras a las que muchos han tapado la boca y han atado sus manos. ¿Quizás estemos hoy frente a una de esas arañas venenosas, pero tal vez con los días contados? Después podremos decir que allí por donde el miedo pasó ya no queda nada, solamente nosotros. Las crisis se producen cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer. La no violencia conduce a la ética más alta que es la meta de la evolución. Hasta que no dejemos de hacer daño a los demás seguiremos siendo salvajes. Ciencia y humanismo han de ser un sólo brazo y no un muro que separe corazón y sentimiento. Existen las derrotas pero nadie está a salvo de ellas. Por eso es mejor perder algunos combates en la lucha por nuestros sueños que ser derrotados sin ni siquiera saber porqué estamos luchando.