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Acerca de HANAH VALENTÍN

Escritora.

Nerón

El emperador romano Nerón que se convirtió en célebre, no por sus obras, sino por haberse convertido en un hombre despreciable. Perseguir a sus adversarios políticos llegó a provocar una crisis económica allá por el año 64 d.c. debido a sus decisiones, De personalidad compleja y contradictoria al principio de su gobierno fue un hombre ejemplar, sin embargo su soberbia le llevó a convertirse en un hombre cruel, narcisista y megalómano. Su mejor obra, el gran incendio de Roma en el mes de julio del año 64 d.c. que duró seis largos días. Tras un primer intento provocaría un segundo y más devastador todavía dejando a la ciudad de Roma convertida en cenizas. Desde su atalaya o palacete contempló todo aquel terrorífico paisaje elucubrando sus intenciones en hacer responsables a los cristianos. Y observando su obra la sonrisa de su cara y la expresión de su mirada no tuvieron que hacerse esperar. Las llamas le sirvieron de inspiración para un nuevo poema. Julio y agosto del 2025, existen otros miradores donde contemplar la tragedia que asola nuestro país. Con el avión a la puerta de casa y la foto de rigor se firmarán nuevos acuerdos, se venderán muchas ilusiones y se crearan grandes negocios con el trabajo de quienes luchan por salvar su futuro. No hay palabras para medir tanta indignación. No hay mentiras que no lleguen algún día a ser descubiertas.

Un mundo sin alma

La humanidad hace tiempo que va perdiendo su alma y lo más triste de todo es que no se da cuenta de ello. Estamos tan precintados a todo que apenas sentimos. Ya nada nos hace saltar de rabia y maldecir en que se ha convertido la relación del hombre con el hombre. De las personas con la naturaleza. De los valores humanos que se ven erradicados a diario de nuestra vista y de la falta de empatía hacia aquellos que nos reclaman. No sentimos y no nos importa porque vamos de sobraos por el mundo. Apenas somos capaces de entablar un diálogo sobre temas tan duros como el hambre, la guerra, la persecución de quienes no son bienvenidos por su raza, lengua o religión manteniendo esa distancia comprometida de la que somos, por desgracia, algo culpables al no mostrarnos tal y como somos sino tal y como otros quieren que seamos. Pero el mundo seguirá perdiendo su alma sin remedio. No como el árbol que pierde sus hojas, el niño que pierde su infancia o el día que pierde su luz. La renovación no está con nosotros hasta que veamos el mundo con los ojos del alma.

Pasajes

Que lejos está la humanidad de ella misma. A veces no logro entender esas tendencias manipuladoras a las que nos sujetan las normas preestablecidas por unos que dicen saber más que nosotros y que han invertido su tiempo en crearse leyendas de sus méritos y en creerse los que nunca van a caer. Sí, estamos muy lejos de nosotros mismos porque no somos capaces de encuadernar los pasajes de nuestra vida e ir enriqueciéndola de progreso, cultura, sentimiento y sobre todo conciencia de las cosas. Desde la infancia no ponemos trazar esos caminos pero sí intentar caminar por ellos para enderezar nuestra personalidad. Queremos pasar por encima de las cosas y romper el mundo a nuestro paso. Nada nos satisface y tampoco nada nos llama la atención de tal manera que sintamos ese impulso para descubrir nuevos pasajes que nos llevarán a nuestra edad adulta. Hoy la humanidad está más sola que nunca. Ya no se retiene a ese amigo fiel que en la niñez conquistó con nosotros mundos de fantasía y que nos unían cada vez más. Hemos perdido la comunicación verbal y directa. Ya todo lo hacemos mediante signos estructurados en un un ordenador y que por desgracia nos ha comido el alma. Frío, mucho frío se cierne entorno a nuestra existencia cada día, cada año. Al final terminamos olvidándonos de nosotros mismos y aquella muñeca o aquel peluche de nuestra infancia se deshace entre las tinieblas de aquellos pasajes que conformaron nuestra forma de ser y que hoy son para nosotros otra manera de ver el mundo.

Cielo y tierra

Asomarse al mar desde la bahía de Santander en abrazar ese rincón único y acogedor que la costa cántabra nos brinda. Quizás ese velero se siente atraído como yo por sus aguas, sus gentes, sus reductos culturales, y esa ventana al mundo de navegantes, escritores y cómo no, pintores que han sabido dibujar lo que el ojo no ve pero sí lo que se siente ante un lienzo lleno de contrastes. Me asomé una vez más a su bahía y escuché al Cantábrico decir que hay que volver siempre con el alma dispuesta para sentir ese instante mágico entre el cielo y la tierra.

Hacer camino

Cuando de verdad deseamos hacer camino nada nos lo impide. Unos nacen y otros mueren y lo importante es vivir. Muchos marcan con sus huellas mientras que otros aprovechan las huellas de los que marcharon para enaltecer sus miserias. A nadie engañan y solamente a ellos de que no es verdad. Y esa verdad le hace curvar la espalda, demacrar el rostro y decir estupideces cada vez que abren la boca. Pero eso no es hacer camino, eso es ser miserables. La vanidad envuelve los malos propósitos y les hace tropezar, cuando esa verdad justiciera se les coloca frente a su cara. Hacer camino como tantos que dedican sus ratos de ocio a caminar por sendas de tierra y comunidad. Los que realmente saben saborear el placer de sentir y hacer sentir sus emociones a quienes les acompañan o a la soledad placentera del que tiene conciencia de vivir.

La fugacidad de la vida

Encontrarse con un lienzo de esta categoría nos haría replantearnos la frágil visión que se tiene del valor de la vida. Años ha necesitado la tierra para llegar a formar tal bello paisaje y sin embargo la humanidad hace todo lo contrario. Construyen armas para destruir. ¿Destruir el qué? Si atacamos a la otra mitad nuestro espacio desaparecerá con todos. Las barrancas son los despeñaderos que nos dirigen al precipicio pero hay tantos que no entienden algo tan sencillo. Remotos sueños que circulan por sus cabezas y que a costa de lo que sea están dispuestos a hacer caer la otra mitad del mundo. Una sola mitad no se sostiene. Igual que una mesa con dos patas y hay que estar muy tocado para que eso sea creíble. La fugacidad de la vida no nos da margen para llegar a donde muchos quieren llegar. Aún no hemos dado el primer paso y ya estamos desesperados por alcanzar el segundo. El tiempo no es nuestro, es de nuestras obras y por medio de ellas podremos seguir o pararnos en seco sin capacidad de reacción. Somos nuestra memoria. Somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos que nos muestras la atrocidad del mundo para con el mundo. De la vida contra la vida y de los valores contra nosotros mismos.

La Voz de su amo

La Voz de su amo está considerada una de las mejores y más influyentes e imaginativas novelas de Stanislaw Lem. Un futuro que se esfuma entre las palabras, las mentiras y luchas de rencor mientras el tiempo corre. Crisis ecológicas, demográficas, morales o económicas para mitigar o frenar el paso del tiempo cuando se tiene todo menos razón y lealtad. Estando en la cima y donde todo se calcula, se disfraza y se destruye al antojo de unos. El ser humano está fracasando en su única misión principal; SOBREVIVIR. A costa de lo que sea la Voz del amo reclama siempre la atención de quienes han de doblegarse ante él. Llenándose la boca de la tan manida frase «regeneración democrática» y consiguiendo que ese incumplimiento universal de la leyes y la desigualdad jurídica se conviertan en el arma perfecta para prolongarse en el poder. «El éxito de un manipulador depende del grado de ignorancia de sus seguidores«

Respeto

Ese valor perdido en la sociedad. Cualidad positiva. La actitud negativa genera conflictos y violencia. No se trata solo de tolerar sino también de aceptar. Hay que aprender a vivir porque la educación es clave para promover la cultura de la paz. A través de la enseñanza. de los valores como es el respeto, la igualdad de la que tanto presumimos y que poco practicamos. La comprensión de entender al mundo tal y como es y no tal y como queremos hacerlo. Todo esto es un aprendizaje progresivo, transversal. El respeto ni se pide ni se gana, se exige actuando de tal modo que tratemos a la humanidad siempre al mismo tiempo como un fin, nunca meramente como un medio. Respeto a las personas, a los animales y al planeta. «Ser uno, ser único, es una gran cosa, pero aceptar el derecho a ser diferente es quizás más grande» (Bono, grupo musical U2)

Altos de Garajonay

Existen lugares tan poco conocidos como los altos de Garajonay. Desde allí tenemos a nuestro alcance una panorámica única a la vez que envidiable. El monte de Garajonay es un reducto de belleza contenida don muchos intentan perderse entre sus senderos y colocarse frente a la mejor fotografía de los tan ansiados selfis. Pero la isla de la Gomera va mucho más allá de tradición, paisaje o descubrir. Una isla que reúne condiciones únicas en paisaje perfectos y que a veces nos pasan desapercibidos. En este lugar se encuentra la historia y la tradición porque al remontar tiempo atrás, con el silencio de los silbos y fluir de sus arroyos, encontramos esos altares de piedra en los que antaño se escribieron muchas de las páginas ancestrales de la historia de las islas canarias. Al fondo como siempre el vigía que todo lo ve. Pongámonos donde queramos, allí está.

Grandeza

La grandeza es la condición o cualidad que puede tener que ver con el tamaño o la condición de ser. La tierra y las estrellas son dos objetos diferentes del sistema astronómico. La tierra es un planeta mientras que una estrella es una esfera de plasma masiva y luminosa que se mantiene unida por su fuerza gravitatoria. El universo es tan inmenso que la tierra navega en él como una diminuta cáscara de nuez. El universo tiene múltiples historias y cada una de ellas determinada por múltiples puntos de luz. Dicha grandeza está encerrada en ese diminuto espacio y sentirse el rey en ese infinito.

La ayudita

Hoy todo se compra con la ayudita. Nos convencen y caemos en la trampa una y otra vez. La ayuda se da al completo y no a medias como lo hacen muchos. «quiéreme y te ofrezco una ayudita». Todo se convierte en un trueque de intenciones, algunas veces malévolas, otras sin embargo razonables. Tapadas casi siempre por el maquillaje nos sorprenden a la hora de solapar defectos o engañosas promesas que hoy en día se han puesto muy de moda. Todos quieren esa «ayudita», aunque no la necesiten, sin pensar en los demás porque siempre se consideren ejemplares únicos con derecho a todo. Esa ayudita puede ser el comienzo de un gran fraude en toda regla. ¡Y lo peor de todos es que se lo creen! Así estamos.

Un mundo sin sol

Un mundo sin sol. Un mundo lleno de vida al que desconocemos y al que maltratamos inconscientes o intencionadamente. Sólo depende del valor que queramos darle. Cuando en las entrañas del ser humano ya no se alberga nada carecemos de sentido común. Solo el deslumbre por abrazar mucho más allá de lo permitido hacen a la persona cómplice de eso que hoy se ha puesto de moda denominado «el cambio climático», que no es otra cosa que el engorde desmedido de la avaricia y del poder. Pero aquí también, en nuestras islas, se escucha el lamento del mar. Amantes del mar y sus profundidades quedan atrapados en esas imágenes dantescas de lo que se hace en nuestras costas sin importancia ni respeto poniendo voz a esos mundos marinos que, en su silencio y su oscuridad, se sienten amenazados. El feudalismo sigue existiendo y la razón apenas se conoce. Solamente se busca destrucción y escaños. Lugares desde los que observar siempre desde arriba porque abajo apenas tienen éxito. En el filo de esa navaja no existe la reflexión hacia algo que está mal hecho. El sur de la isla de Tenerife sufre de las mordidas de esos proyectos asesinos que no dejan que la vida se renueve porque impera más la ley del cemento y el hormigón. De los sobres por debajo de las mesas y de las mañas torticeras de algunos gobernantes.

Serpientes con corbata

Rojo, azul, morado y verde se entrelazan en un grotesco mundo de rencillas, donde solamente impera el odio, la traición y la mentira disfrazada de siglas que propicia largos días de enfrentamiento y muchas horas de preocupación. Muchos adoran ese engranaje de burdas conjeturas y a día de hoy todavía se desmarcan en favor de esos movimientos de serpiente que llevan su veneno como mochilas a donde quiera que vayan. El nadie conoce a nadie y poner la mano en el fuego por quienes nos han alimentado los bolsillos se ha convertido en una doctrina fantasmal de la que todos beben ungidos por un deseo irrefrenable que les carcome y les delata. La serpiente se coloca su corbata a diario y culebrea al son de quienes le obligan a hacerlo para escalar montañas y crear conflictos. Los cicerones de las tramas están en la sombra pero el cascabeleo de las fauces de las serpientes con corbata se escuchan en la distancia. Una pena que ya no existan cazadores como los que inundaban nuestras tardes de verano en esas selvas imaginarias de los grandes del cine y que en un plis-plus reconducían la historia. Existen muchos comendadores hoy en nuestro país y también muchos problemas. Una cartografía anunciada en la que el cascabeleo de las serpientes profetiza demasiados secretos confinados.

Zona cero

Seguramente esta imagen nos hace pensar. Pero aún así contemplamos al mundo desde la barrera sin apenas reflexionar sobre la magnitud de fragilidad de nuestra existencia. Hablamos de misiles como si hablásemos de potencias inocuas que se usan para amedrentar a todos sin cualificar las consecuencias. Y detrás de todo esto están los gobiernos. Los únicos que se benefician de los trabajitos de producción y negocio que todo este entramado conlleva. Al final quienes pagan son los que menos están implicados en ello. Se habla de genocidio y a veces hasta podrían quedarse cortas dichas afirmaciones, porque si de matanzas hablamos nadie está impune de ello. La existencia humana se ha revirado contra ella misma y en cada rincón del planeta brota un hilo conductor de devastación, venganza y ese «si tú me atacas, yo lo haré más fuerte». Si buscamos explicaciones no las encontraremos jamás porque no hay explicación para tanta soberbia, demasiada hipocresía y un negocio de maldad en el que nadie va a salir beneficiado. Hoy el mundo está en esa zona cero de incertidumbre, miedo y meradas hacia otro lado. Sacos de mentiras y ese tira y afloja que tantos utilizan para vanagloriarse de sus sucias artimañas. Mientras el mundo se tambalea frente al mismo mundo que lo habita otros se entrecruzan palabras de descrédito y juegos sucios. Contemplaremos esa zona cero cuando la civilización se relaje y tal vez entonces nuestro destino se vea entre los escombros.

El viaje

Ya el sol ha irrumpido en nuestras vidas y el olor de las cloacas traspasa ventanas. Canícula, solsticio, suenan bien a la hora de establecer prioridades en estos días de proyectos y de evasión. Una caza a los despropósitos, mentiras y vergüenzas irrumpen en todos los noticiarios a pesar de que «todo es un bulo» preconcebido con anterioridad por aquellos que nada saben de casi todo y se encumbran en la mentira, la corrupción y el chantaje. ¿Habrá comenzado ya el viaje para muchos que aún hoy presumen de estar limpios y apenas se reconocen sus rostros bajo el yugo de la incertidumbre? Parece que todavía cuesta cargar con las maletas que un día no dudaron de llenar para abastecer sus vidas de proyectos nauseabundos. Al final las chicas del «can-can» siempre tienen que dar el último paseíllo frente a un gobierno que dice proteger a la mujer y sin embargo jamás estuvieron junto a ellas. Un viaje resuelve muchos males siempre y cuando se haga de manera legal. Hay otros que viajan hasta el infierno de cabeza a pesar de tener un «falcon» a la puerta de casa. ¡Bon voyage!

Memoria

La memoria sensorial es la memoria que proviene de todos los sentidos. Nuestro cerebro guarda información de la memoria sensorial durante menos de un minuto. Funciona como una fotografía instantánea. Justo después de ser capturada es destruida y sustituida por otra. Tocar una taza de té, sentir su aroma u oler una flor es recuperar esos recuerdos dormidos en nuestra memoria y que nos hacen vivir otra vez esos instantes. «Los mejores y más bellas cosas de este mundo no pueden ser solo vistas o escuchadas, deben ser sentidas con el corazón» (Helen Keller). Los sentidos cutáneos son los que conforman la memoria hética, pero la memoria ecoica es más breve que la anterior retiene los estímulos auditivos durante poco más de 100 milisegundos, el suficiente para realizar la fotografía sensorial y lograr que el cerebro la elija, si la guarda a largo plazo o no. Si lo que escuchan nuestros oídos son palabras la memoria sensorial es mucho más afinada y guarda dichos estímulos durante 2 segundos. «Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.» (Jorge Luis Borges)

Hasta encontrar la luz del sol

Trepadora y atrevida la parra se encarama por la balconada de esa casa. Sabe que allá arriba está el sol y mientras su retorcido cuerpo aguante no dejará de intentarlo. Rincones que nos atrapan entre la inmensidad de esos campos de Castilla que a pesar de sus tiempos y de sus conquistas, siempre escriben en nuestra memoria la belleza de un lugar, el latido de su tierra y la diversidad de sus gentes. Y el hombre seguirá caminando sobre sus inmensas llanuras y continuará increpando a los molinos como aquel ilustre caballero que tanto nos hizo soñar y que a veces muy poco recordamos. Otros caballeros andan hoy por España sin apenas entender casi de nada. Coronándose como líderes y tropezando miles de veces en las mismas piedras. No aceptando las derrotas e involucrando a los enemigos de sus fracasos. ¡Así cualquiera Don Quijote! Porque por mucho que intenten ganarle a los molinos, menos cordura habita en sus cabezas.

Junio

Otra vez se siente el olor del incipiente verano en las calles y jardines. En un mundo lleno del color aterrador de las guerras siempre encontraremos algo bonito que ver, como el sol que en Junio se despierta junto a nuestra ventana para darnos un empujón y hacernos salir a la calle a disfrutar del día. En ese almacenaje de olores, brillos y juegos se desperezan los sueños y se cosen los recuerdos en nuestra ropa. Crecemos y sin apenas darnos cuenta tenemos que buscar otros zapatos, otros pantalones y también muchas cosas guardadas en el cajón del invierno para sacudirlas al sol. En apenas unos días llegará el estío y nos sobrepasará con el bullicio de sus noches y el susurro de sus olas. ¡Qué lejos quedaron aquellos junios encantados donde no teníamos que rompernos la cabeza para encontrar esa diversión que nos llenaba todo un verano. Hoy las mareas humanas siguen el guion establecido por la sociedad donde todo está hecho y la dosis de aventura no viene incluida en el precio. Solamente aquellos que guardan las canicas en sus bolsillos saben hacerlas rodar sin necesidad de GPS ni viajes programados. El libro de nuestros veranos está en nosotros mismos.

Nadie conoce a nadie

Fenómeno muy utilizado por quienes eluden la verdad de unos hechos de tal bajeza moral que emborronan el marco irreversible de una actuación nefasta. Nadie conoce a nadie y sin embargo están juntos en los mismos saraos haciéndoles cómplices de malversaciones y corruptelas. Lo que preocupa esclaviza y por tanto las coronillas se están clareando, las canas se resisten a los buenos tintes y las tensiones oscurecen el rostro despiadadamente. Porque sin conocer a nadie ¿a quién le importa lo que yo diga?¿a quién le importa lo que yo haga? yo soy así y así seguiré, nunca cambiaré. Somos dueños de nuestros actos y de nuestras decisiones pero cuando la cuchara de la ambición entra en nuestra boca todo parece poco. El equipo de fontanería está a tope en las sedes políticas de este pais. Desnudar al justo para vestir al culpable es el ir y venir de muchas instituciones que intentan pulir lo que el oxido ya ha erosionado. Y a pesar de que nadie conoce a nadie pero todos comemos juntos observé con pena muchos de esos intrusos de la verdad en mi reciente paseo por el sendero de las esculturas (Albacete). El parecido era inmenso. ¡Cuantos habrá todavía que no hayan salido a la superficie! Más vale no adelantar acontecimientos!

Naturaleza perfecta

La pequeña ardilla tenía mucha hambre y por ese motivo esquivó mi presencia haciendo de su comida lo más valioso. Confió en mí y apenas se movió. Sobre un verde manto se preparó para deleitarse con aquella piña que de uno de los árboles que habitan en el parque fue a caer junto a ella. Hay lugar para todos. Naturaleza perfecta.