Felicidades

Espero que todavía llegue a tiempo para enviar esta carta. He estado muchos días intentando recopilar todo aquello que me está desilusionando al ver lo lejos que estamos de ti. Las fiestas me aturden porque solamente están estructuradas para saciar inquietudes, crear comodines de compañía y hacerse con el regalo de marca que más llame la atención. Pero al pasear por las calles solamente veo en las caras de las personas ansiedad, soledad y derrota. La derrota que tantos jóvenes ven pasar frente a sus ventanas porque la sociedad los ha ido excluyendo de un futuro. Los amigos no se reúnen ni las familias tampoco, únicamente para lo establecido por esta sociedad. Amarrar las costumbres a los tiempos que corren. ¡Vaya camelo! Y todo por no salirse de los cánones y no quedar mal ante aquellos que ni nos importan y mucho menos ellos a nosotros. Frente a las luminarias exageradas que hoy imperan haciendo la guerra entre los pueblos están los que aún buscan ese resquicio de lo que fue porque no son capaces de comprender lo que es ahora mismo. En este va y ven de mensajes y sin hacer uso de la palabra hablada, de la mano estrechada o del abrazo inesperado no nos queda otra que seguir la conga establecida para no desmarcarnos. Antes, hace ya bastantes años esta carta tendría otra presentación. Pero como todavía tengo algo de tiempo quisiera aprovechar este espacio para pedirte a ti «ilusión» que si no tienes demasiados encargos dediques un poco de tu tiempo a aquellos que aún creemos en los sueños, en la esperanza de vida de las naciones, Del poder que todavía queda dentro de algunos para que den un volantazo y cambie el destino de muchos. Que no hagan sangrar a los que menos tienen y propicie nuevas ilusiones para los jóvenes de ahora porque a este mundo se le acaba el tiempo. Felices Fiestas a todos»

Cigarras y hormigas

La peor enfermedad que puede sufrir un ser humano es la envidia. Creemos que podemos hacer todo lo que nos plazca pero cuando observamos que existen otros mejores no podemos soportarlo. Dicen que a pesar de que el desierto es el lugar donde la vida no puede existir, donde las flores no se abren a la vida, donde el agua está tan lejana que ni un simple riachuelo es capaz de atravesar una de sus dunas, el poder de lo inenarrable se encuentra por encima de todo. En el desierto la vida existe, solamente que no somos capaces de verla. El hombre ha querido aplastar a aquellos que sí la han visto. Aquellos que son envidiados por todos con la simple definición de «no ser como los demás». Y ¿porqué no son como los demás?, porque se encuentran abrazados por la fuerza de saber quienes son, donde están y para quien caminan. Sin estos valores todos los demás carecen de sentido y la humanidad hoy está atrapada en ello. Por muchos años que pasen, por muchas guerras y genocidios se inventen jamás podrán borrar lo que es imborrable. Sustituir lo que es insustituible y conquistar lo que es inconquistable. Por encima de todo está la verdad de las naciones. Por muy insignificante que esta sea, pues muchas son las veces que por ser distintos son odiados. Por saber más que nosotros intentamos callarles y por estar mucho más adelantados procuramos borrarlos de la faz de la tierra. ¡Pobre el hombre que se cree superior a todo aquello que es imposible de dominar! Igual que las hormigas van paso a paso creando su hábitat los que dicen llamarse civilizados no encuentran sino piedras en el camino, a pesar de estar envueltos en riquezas y poder. Lo singular es innato por mucho que lo intentemos borrar.

Mentiras y obsesión

Cuando el mentir se convierte en obsesión el camino se estrecha. Las luces se apagan y el destino se convierte en el mayor de los enemigos. Mediante la mentira se intenta alcanzar lo que sea y a costa de lo que sea. Se está dispuesto a todo porque la obsesión se ha apoderado de nuestra mente y pretendemos salir airosos de esa cloaca. Pero la verdad acecha. La verdad escucha y sobre todo asiente de que nuestra equivocación se está aferrando a nuestro poder. ¿Cuántas mentiras hacen falta para que un hombre se crea todo aquello por lo cual miente? La verdad no necesita ser defendida porque es una sola sobre todo lo demás. Mientras que las mentiras necesitan de maquillajes para no ser percibidas. Estamos saturados de mentiras porque no somos capaces de llegar donde queremos solos. De conseguir proyectos y de crear leyes que se ajusten a la libertad, a los derechos. Necesitamos mentir para que se nos crea pero no creemos que un día esa mentira será la cadena que nos hará caer al suelo. Una mentira no retrasa los hechos solo retrasa las consecuencias. Quien vive de mentiras vive en su propio laberinto sin salida. «En una época de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario» George Orwuell. ¿Hacia dónde caminamos que estamos tan ciegos de ver la verdad?

Mirando al mar

Estaba la gaviota aquella tarde de noviembre. Miraba al mar y me hizo entender que el mundo no se acaba ahí. Que el horizonte solamente nos limita hasta donde nosotros queramos, porque el horizonte es infinito. Tras de él se esconde esa realidad que no entendemos hoy, ahora, pero mañana se nos hará visible siempre y cuando nuestra ilusión no sucumba ante las piedras del camino. Y permanecía ensimismada en aquella tarde de un sol brillante a la vez que frío. Un poniente que escribe sobre las arenas de la playa los recuerdos de una apacible tarde de otoño.

Un pozo lleno de historia

Silencio y paisaje. Plenitud e historia que permanece adosada a sus paredes. El monasterio Jerónimo de Murtra te sorprende a la vez que te intriga. Este antiguo cenobio de la orden Jerónima de estilo gótico de principios del siglo XV permanece anclado en el tiempo. Fundado por San Pedro de Ribas, en la comarca catalana del Garraf fue lugar de encuentro de los Reyes Católicos con Cristóbal Colón en su primer viaje a América. Sólo hace falta despejar las hojas del tiempo para encontrar en España lugares de tal interés que apenas somos capaces de memorizar. Viajar y descubrir es la más bella de las lecciones que el ser humano puede aprender.

Cerrar la puerta

Todos nos hemos enfrentado alguna vez a una situación de tener que romper una etapa de nuestra vida para salir adelante. La decisión no es fácil y existen muchos motivos por los que en algún momento de nuestra vida se nos presente. Cuando detrás de esa puerta quedan almacenados los malos acontecimientos que han dibujado nuestra vida, la recompensa es muy alentadora y agradable. Muchos no son capaces de hacer frente a ese instante con lo cual dilatan la decisión durante mucho tiempo. Se hacen daño a ellos mismos y a cuantos nos rodean. Sólo se trata de voluntad y si la vida, por la circunstancias que sea nos indica que hay que ser fuertes, no lo dudemos. Muchas veces el grueso de esa puerta nos impide ver cuantas posibilidades tenemos de sobrellevar pesares, de reiniciar nuestros proyectos de vida o algo tan simple como crecer.

El perdón

Estamos asistiendo a una obra de teatro interminable en la cual la palabra perdón se ha ido haciendo viral entre los humanos. Esa sabia palabra en la que debe reconocerse el fracaso de alguien que ha cometido un error pero que no se siente como tal. Estamos menospreciando la palabra perdón ya que en su interior están las verdaderas causas de una conducta (mala o buena) pero que ha llegado a hacer daño. ¿Cómo se puede restituir la autoestima de una persona a la cual se le ha privado del derecho de la confidencialidad? Estamos viviendo esta obra teatral como si no pasara nada y sí que pasa. Estamos vendiendo nuestra privacidad en cada momento en las redes sociales y nadie se siente afectado con ello. No somos conscientes del daño que nos hacemos a nosotros mismos y a nuestras familias vendiendo nuestra vida privada al mejor postor. ¿Y si lo hace un fiscal? ¿Pedirle perdón a un fiscal? Estamos todo locos. Si la justicia no es justa para qué hay justicia. Cada uno va por donde quiere, y si hay que borrar al vecino para que no cante, se borra. Si hay que malversar el dinero público para hacernos más ricos, tener vacaciones pagadas y de lujo o crear empresas para lucrar nuestros asientos, se hace. Para que sirve la justicia. La mentira se ha instalado en aquellos que llegan a negarte que la tierra es redonda y todavía dicen que tenemos que pedir perdón. No es cuestión alfabetización es cuestión de dignidad y de justicia. Por lo demás habrá que esperar a que maduren las manzanas y caigan por si solas del árbol que les aguanta. No esperemos reacción alguna de esta sociedad que se ha acostumbrado a lo que está viviendo.

Costa Brava

Aún encandilada por el sol de la tarde la Costa Brava trata de mostrarme su austera pero impresionante belleza. Lejos quedan recuerdos junto al Mar Mediterráneo que a pesar del tiempo son capaces de despertar en nosotros la luz de su playa, sus pinos junto al mar y alguna que otra gaviota que se acerca a nosotros. Paz, quietud y luz, mucha luz, de la que tantos poetas y pintores han sabido sacar la verdadera esencia de esas tierras. Pero ¿separarse de qué? si aún así la humanidad está aislada por completo. No sería mejor reconocer lo que es nuestro y procurar que en cada una de nuestras provincias seamos siempre los primero, los únicos, los verdaderos. Y no pensar siempre en ese aislamiento geográfico que nada tiene que ver con el amor a una tierra. Quizás tengan razón o tal vez ni tan siquiera saben lo que quieren. Una pena que al final tendremos que pagar por la cerrazón de quienes buscan la fragmentación de España.

Noviembre. La estación oscura

Duermen ya los bosque en su ritual diario aunque muchas partes del mundo vean que el «cambio climático» está haciendo pedazos lo que la naturaleza creó. Pero quizás sea el momento de pararnos a pensar junto al árbol mucho de lo que hacemos o dejamos de hacer por nuestro planeta. Se avecina la vorágine de fiestas que pasará un año más por nuestras vidas sin dejarnos nada a cambio, salvo el deterioro de la cuenta corriente. Estamos programados para divertirnos aunque no queramos. Mientras, el bosque llora por nuestra incapaz forma de hacernos adultos y creer en nuestro yo sin hacer caso de lo que los demás quieren que creamos. ¡Qué lástima! Somos tan insignificantes que no somos ni tan siquiera capaces de observar al monte en su sabia presencia o simplemente hacer que nuestras decisiones circulen más rápidas que los manipuladores creen para vendernos la felicidad a cambio de nuestra total destrucción. Ya se escucha el sonido del viento, y también el olor a tierra mojada, pero sobre todo escuchemos el susurrar de noviembre en su infinita paz.

Memoria sensorial

La memoria sensorial es la memoria que proviene de todos los sentidos. Nuestro cerebro guarda información de la memoria sensorial durante menos de un minuto. Funciona como una fotografía instantánea. Justo después de ser capturada es destruida y sustituida por otra. Tocar una taza de té y sentir su aroma. Oler una flor. recuperar esos recuerdos destruidos en nuestra memoria y que nos hacen vivir otra vez esos instantes. «Las mejores y más bellas cosas de este mundo no pueden ser solo vistas o escuchadas. También deben ser sentidas con el corazón». (Helen Keller). Los sentidos cutáneos forman lo que se conoce como memoria háptica (poder de las yemas de los dedos) La memoria sensorial ecoica es más breve que la anterior. Retiene los estímulos auditivos durante poco más de 100 milisegundos. El suficiente para realizar la fotografía sensorial y lograr que nuestro cerebro la elija, si la guarda a largo plaza o no. Si lo que escuchan nuestros oídos son palabras la memoria sensorial es mucho más afinada y guarda dichos estímulos durante 2 segundos. La memoria sensorial icónica es la más estudiada. Un ojo es capaz de retener esa memoria entre 7 y 12 minutos y los almacenamientos durante apenas 250 milisegundos.

Reencuentros

Estamos viviendo una época de reencuentros porque el mundo se ha ido descolocando paulatinamente echándole la culpa al cambio climático, a las guerras y a toda una serie de excusas que van haciendo mella en la capacidad del hombre para avanzar, para ser humano. Para descubrir y como no para abrirse a los demás sin ningún motivo aparente. Solamente porque no desea estar solo. Existen imperios de la negación hacia lo humano, hacia lo sensible y hacia todo aquello que, porque no nos gusta intentamos eliminarlo. El odio y la sinrazón han tomado el mundo y hacen de él su vasallo. No tenemos derecho a nada pero sin nosotros la vida es imposible. Todos necesitamos de todos para ser aquello por lo que luchamos, creemos y sobre todo valoramos. Se habla mal del que toma decisiones drásticas frente a conflictos adversos, pero no somos capaces de hacerlo por nuestra propia cuenta. Reencuentros que a diario se convierte en el hilo conductor del fin de una separación dura y penosa a la que llegamos de la mano del miedo. ¿Porqué somos así? No tenemos respuesta porque no la buscamos. Es más fácil romper al destino que crear superficies para caminar. Es más divertido doblegar al que nada tiene que procurarle un bienestar. Los bancos de los parques están a diario ocupados de personas tristes, solas y confundidas. Encontrar a alguien que de verdad haga algo por nosotros no tiene precio. Y así se escribirán miles de historias en estos días de otoño. Mientras los parques se desnuden frente a nosotros quizás podamos escuchar a algún cisne negro que se deslice por el agua con su nostálgico sonido.

Luces y sombras. La vida

«Disfruta de la vida. Esto no es un ensayo», dijo Nietzsche. Disfrutar el momento porque cada instante es una oportunidad irrepetible en la vida. Yo suelo disfrutar de la vida con amigos y un buen vino. La vida se compone de muchos cambios naturales. Muchas luces y muchas sombras. No te resistas, eso solo provoca sufrimiento. Deja que la realidad sea realidad. La vita es tan corta como para detenerse demasiado en las dudas. Las luces y las sombras forman parte de ella, de lo que somos. «No es posible despertar la conciencia sin dolor. La gente es capaz de hacer cualquier cosa por absurda que ésta sea para evitar enfrentarse a su propia alma. Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz haciendo consciente su oscuridad». (Carl Jung) El arte más grande es el arte de vivir, más grande que todas las cosas. La vida es lo que está sucediendo en este instante. No en algún momento imaginario, ni en algo que el pensamiento ha concebido. Por eso el primer paso que demos ahora es el más importante del resto de nuestra vida.

Acontecer

¿Qué está sucediendo? Lo que acontece hoy en el mundo no encuentra horma ni desafío porque hemos perdido el alma. Sí el alma. Con todos sus momentos, sus colores y su profunda diversificación hacia lo normal, lo exacto, lo justo. Acontecen tantos despropósitos en ese encierro irrefutable al que todos vamos encaminados sin remisión. ¿Y qué hemos hecho? Nada, tristemente nada. La envidia, los celos, los intereses se han incrustado en esa parte del hombre que jamás vemos y sin embargo existe, el alma. Rubricamos cada espacio con la intención de menospreciar, hundir y poner en entredicho lo que otros dicen sin apenas asimilarlo ni reflexionarlo. Esa sabiduría sin dueño al que todos tenemos acceso pero siempre olvidamos de darle el valor que se merece. Punto cero para el hombre que apenas gatea por sus propios pies porque se ha entretenido haciendo el mal a los que nunca ha visto y a los que nunca cuestionaron nuestro nombre. Acontecen ahora demasiadas frases prefabricadas, pensamientos robados de quienes hablaban con conocimiento de causa y las hacemos nuestras sin el menor esfuerzo. ¡Como ha podido la humanidad hacerse tanto daño! Diversificar actitudes es lo que hacemos para que nuestra toma de decisiones no resulten tan fraudulentas a la hora de encumbrar nuestros propósitos maltrechos y quedar como los héroes de sus batallas. Acontecer de días extraños, de pactos sucios y de miradas avariciosas para llegar ¿adónde? A estirar la agonía de los pueblos. De experimentar con las armas más asesinas y de perderse en un océano sin color que no nos deje ver el horizonte. Quizás si la humanidad no hubiese perdido el alma todavía podríamos encarar nuevas fronteras y desmontar la maldita silueta del fracaso.

Otoño

Como si la página de un libro pasara y nos descubriera otro color. Nueva sensación acompañada de un lujurioso enjambre de matices que al mirarlo nos atrae cada momento más. Otoño. Mi otoño y el de tantas personas que conozco y que conocí, pero que el mismo me arrebató. Sensaciones únicas que nos hacen pensar y repasar muchas de las cosas que hicimos bien y otras por el contrario no fueron acertadas. Pero estamos contemplando un nuevo otoño y como iremos viendo se irá despojando de sus vestimentas para quedar limpio. Renacer y luego volver a florecer en esa esperanza que jamás termina mientras observamos el ciclo de la vida. Lo viejo no es viejo, solamente transitorio ya que si no hay renovación nunca podrá haber vida.

España «for sale»

Ya da lo mismo ocho que ochenta porque todo está bien. Cuando los despropósitos imperan y los juegos de mesa y de pacto sazonan a diario nuestro futuro no podemos hacer balance de la famosa frase: «España va como una moto» porque ya las piezas no encajan y las cuentas no cuadran. España está en venta aunque no lo veamos o no queramos verlo a nuestra manera y nuestro pensamiento. Como una subasta al aire libre para que se lleve la pieza el más listo como es natural. Vivir al máximo es como hacer puénting teniendo los pies bien atados a la soga, pero hay sogas que no se aguantan por el descrédito, el deterioro y una falta imperiosa de hacer bien las cosas. Cuidado presidente que los kamikazes también se estrellan y la diversión puede salir muy cara. España es un puzle para Europa y también para el mundo que ya ve el normal encuadre de sus fichas.

Mis adorables vecinos

No hay nada como unos buenos vecinos. Una lotería de la que nadie escapa y por la que todos nos jugamos las cartas y también los cuartos. Vivir tranquilo es algo fundamente y acertar con el lugar perfecto para establecer nuestra residencia es tarea algo complicada. Hoy en día esto se ha hecho viral porque el respeto de los vecinos deja bastante que desear. Los hay muy escandalosos que nos hacen partícipes de sus disputas a todas horas. Limpios, educados y respetuosos es algo que cuesta mucho encontrar. Cuando conocí a mis vecinos ya intuí que íbamos a ser muy buenos amigos. Pendientes de mis salidas y mis entradas pero siempre procurando pasar inadvertidos. Aprovechando el cálido sol de otoño se pasan largas horas contemplando al mundo. Un mundo que nada tiene que ver con ellos y sin embargo ellos forman parte de nuestro entorno.

El óptimo de Pareto

«Mejorar la situación de un individuo sin empeorar la del otro». Romper España no es bajar impuestos sino cometer un delito de sedición independentista. Subvertir el orden constitucional para favorecer intereses personales o políticos. Ser insolidarios con el que menos tiene. Malversar fondos públicos con la finalidad de favorecer proyectos dañinos para otros. Demonizar al justo y premiar al que busca enriquecer al que más poder tiene y a costa de lo que sea. Confundir estrategia fiscal con ataque erosionando a la cultura democrática de un país. Conocido como eficiencia de Pareto fue desarrollado por el conocido licenciado Pareto y desarrollado por el economista italiano a finales del siglo XIX. Resumiendo: el principio al que hacemos referencia » la asignación de recursos para que una persona esté mejor sin hacer daño a otra. Qué lejos de la realidad está hoy el mundo y que poco entendemos lo que otros nos mostraron. Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.

Esa manera de mirar al mundo

Volver la mirada atrás muchas veces es necesario porque se nos brinda la oportunidad de resarcirnos de muchos momentos vividos y otros tantos que nunca debimos de olvidar. Las abuelas, ese mástil que sostiene a una generación y aquellos que tuvimos la suerte de compartir con ellas muchos de esos momentos nos hace ver la vida de distinta manera. Ellas ven el mundo de diferente forma por que es el mundo el que se refleja en cada uno de esos instantes juntos a los nietos. Ven al mundo tal y como es, pero desde la experiencia adquirida durante muchos años. No se valora suficientemente la figura de esa abuela que lo da todo y que por diferentes circunstancias los padres no pueden hacerse cargo. No están para ser explotadas sino para ser compartidas en esa relación familiar que tanto cuesta a veces conseguir y que no apreciamos el valor que tiene en la educación del ser humano. En esa manera de mirar al mundo que las distingue de todos los demás miembros de una misma familia. En esa forma de creer en cada uno de nosotros porque a ellas jamás podemos engañar. La cuestión es bien sencilla. Valoramos realmente su presencia entre nosotros? Me gustaría pensar que sí.

Lo que el corazón no ve

España arde y no solo por los incendios que han devorado más de medio rostro de nuestra maravillosa geografía. Arde de dolor y de rabia frente a la incompetencia de los gobiernos autonómicos que no han sido capaces de ordenar y de responder frente a la tragedia. La burla constante de un gobierno nefasto que se ha saciado como las pirañas con la vida, el campo y todo ese mundo rural que ya no tiene quien le respalde. No hay color porque ha desaparecido el valor humano y comprometido de sus gobernantes. Mientras España ardía otros pasaban sus vacaciones juntos al mar. ¿Cómo van a mirar a la cara a quienes han hecho de su tierra un desierto? No caben palabras ni perdones. Tampoco promesas enlatadas que lo único que promueven es más rabia y menos confianza. Si hay lugar para el desprecio a las instituciones que no ven con el corazón, sino con las listas electorales. Negar el auxilio es un delito muy grave y aquellos que se vanaglorian con frases como «puto despilfarro» a la hora de mantener esos servicios insustituibles frente a tragedias como estas no merece la pena ni ser nombrados. Estamos asistiendo a una tragedia programada, donde los débiles van cayendo y la ceguera de muchos nos hace ver el nivel humano de quienes dicen ser «presidentes». Lástima, miedo y preocupación.