
Tiempos de frío y de hielo que va abriéndose paso entre la turbulenta actualidad que muchos ven muy lejana y sin embargo nos pisa los talones. La naturaleza no avisa únicamente se insinúa a medida que vamos haciendo con ella lo que se nos antoja. Muchos son los que se apoderan de sus riquezas de forma egoísta y otros sin embargo almacenan esperanzas para hacerse con un lugar en esta tierra que es de todos. No hay equilibrio y sí mucho imperialismo político provocando miedo y desazón. Heladas están las cumbres a los pies del Teide vestido de blanco que trata de tapar su enorme cabeza con las divertidas nubes de este febrero loco con olor a fiesta y diversión. No estamos solos porque el mundo sigue girando entre tanques de guerra y magnicidios estructurados por el afán de poder. ¿Qué quedará después de todo esto? El hielo se derrite y afloran las acciones, los restos de lo que tuvimos convertido en agua porque esa es su misión. ¿Sabremos entonces reconducir a la quebrada sociedad desde la ventana del recuerdo? Siempre hay un primer paso para iniciar el camino.