
«El hombre nace libre pero en todas partes está encadenado» Rousseau. Esa capacidad de la conciencia para obrar, pensar, ser según nuestra propia voluntad es lo que nos hace libres. Pero podemos ser libres de muchas cosas o no serlo de ninguna. Muchas de las libertades de este mundo, más concretamente de éste siglo están siendo mancilladas por muchas de las connotaciones sociales, culturales, políticas. Esa libre determinación que toda persona tiene desde el mismo instante en que viene al mundo, junto con la individualidad o autonomía, se ven reflejadas en las consecuencias que imperan sobre el mundo actual. Hemos pasado etapas de falta de libertad por culpa del hombre contra el hombre, pero aún hoy existen ramificaciones de las mismas que nos hacen creer que no hemos avanzado demasiado. Mirar a ese horizonte sin fronteras, sin condiciones, sin escrúpulos y sin rencores es como hacerse a la mar en un velero dejando que el viento le dirija. Quizás estemos intentado crear un sueño atemporal en estos momentos, pero si los veleros existen, el mar nos abre el camino, la brisa nos cuestiona hacia donde debemos viajar, tenemos el problema a medio solucionar. Creamos en nosotros mismos porque así será el timón que sujete a un orden las velas de nuestra libertad.
Definimos consenso como acuerdo entre dos o más personas sobre un tema o situación. Una falta de consenso expresa disenso. No implica un consentimiento por parte de todos sino una aceptación en la forma de dirigir la solución. Pero fabricar un consenso es un error ya que solo los hombres de élite se erigen como los responsables y no deberían de tomar ellos solos las decisiones que incumben a la población en general. Según Walter Lippeman, «una revolución está teniendo lugar infinitamente más importante que cualquier cambio económico. Bajo el impacto de la propaganda, no necesariamente en el siniestro significado de la palabra, las viejas constantes de nuestros pensamientos se han convertido en variables». Durante el siglo XX la expresión consenso llegó a convertirse en un lema del sistema político español. Satisfacer las necesidades de todos. Todo método de consenso es deseable cuando es improbable forzar el cumplimiento de la decisión. Una democracia deliberativa refleja esa toda de decisión sincera de cada persona que subyace a toda buena toma de decisión por consenso. Hasta los «ents», esos viejos y sabios árboles vivientes de la novela «El señor de los Anillos», empleaban días discutiendo para la toma de decisiones como era enfrentar a cualquier contienda. Toda decisión a tiempo es importante. Aunque sea equivocada, ya que pude ser mejor que una tomada a la larga. Alinear urgencia e importancia. Porque la meta de un buen consenso es la unidad y no la unanimidad.