Y el libro se abrió
El cesto de las expectativas quedó vacío. Si no hay buenos ingredientes el puchero queda soso e indigerible. No se puede alardear cuando no se sabe lo qué se está buscando ni tampoco cómo hacerlo. Está un poco perdido el capitán de la nave. Se ha limitado a colocar unos timoneles nuevos, fresquitos para
campear el temporal, pero no es suficiente. El peso no está nivelado y dudo que pueda llegar a estarlo porque lo que realmente se necesitan son «agallas» para hacer frente a los embates del temporal o galerna en la que está sumido ese navío que es España.
El juego del gorgorito o marioneta que en estos últimos días han venido representando es un insulto más hacia la ciudadanía que un día depositó su confianza en ellos. Misterio, guiños y frases inconexas para desviar la atención fueron los únicos contactos en los pasillos. Las risotadas no caben en esta historia. De un asunto serio se ha pasado a un «asunto serio pero con risas» y eso desprestigia aún más su imagen Y el libro azul se volvió a cerrar entre las medias tintas que en él ya había. No nos cabe el final feliz, pero si que me atrevería a terminarlo «colorín colorado este cuento ha terminado» ya que es así como vaticino esta aventura.
Vacuo
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