Limbo

   LIMBO
«Solo en la terminal de Kalati, Budapest dormían anoche más refugiados de los que caben en todo España», así lo describía el diario El Mundo.
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Entre el mar y la tierra./HANAH VALENTÍN

Entre los vivos y los muertos. Mejor nos centramos en la definición que hace la astronomía de la palabra «limbo», que lo reseña éste como un círculo brillante que se ve a veces alrededor de un astro. Nos sobrecogemos al contemplar como no estamos deteriorando como raza humana. Todos, si. Ninguno se escapa a esta desestructuración masiva en un cuadro que hemos ido  componiendo con nuestras barbaries. El efecto boomerang siempre aparece en los episodios de la historia y a penas le hacemos caso. Estamos frente a un mar  de conflicto humano que será muy difícil ordenar. Allá, en ese lugar donde la ausencia del sonido puede comunicarnos tanto con una imagen.
En esa pausa musical que aflora de nuestro sentir más íntimo nacen las estrellas que guían a los sueños y esperanzas de los hombres que huyen de la guerra, del hambre, de la xenofobia y que guardan sus desdichas  perseverando en aquellos a los que el destino no les depara ya nada. Desear que aquello se cumpla en esos instantes sin tiempo donde hoy la sociedad actual necesita un nuevo orden y para llegar a ese orden debe comprender muy bien el desorden. ¿Cómo es posible que florezca cualquier cosa en la oscuridad del temor?

Observamos todo el daño que el hombre puede hacer al hombre y nos preguntamos ¿ qué hacer? El condicionamiento por parte de las personas es el creador del miedo y cuando hay miedo no hay libertad. Europa se enfrenta  a una prueba de humanidad sin precedentes. La historia está ya escrita pero no debemos arrastrar de ella. Tiempos nuevos y nuevas formas de mirar y de escuchar que hemos ido perdiendo.
A diario esperamos respuestas a todo pero ¿de quien esperamos la respuesta de lo que sucede?  La vida no tiene respuestas, la vida solo consiste en una cosa «VIVIR» cada minuto. «Los gobiernos no deberían de gastar tiempo ni dinero pensando en qué sectores serán los que nazcan de las crisis o de las emigraciones humanas, sino en asegurar buenos servicios. (Howard Davis)

Bajo el sol que más calienta

La historia de la humanidad está repleta de pasajes migratorios. Pero la emigración no es exclusiva del hombre ya que los animales son asiduos a cambiar de hemisferio por razones de supervivencia también. La emigración es un camino sin señalar donde la intuición y el arrojo se unen para conquistar esa libertad, esa tierra donde establecerse. Mares sin fondo donde cientos de miles de esperanzas vieron hundir sus esperanzas y sus anhelos bajo las aguas  turbulentas del océano. Piedras sin salientes a las que aferrarse y no caer en el abismo de la sinrazón.

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En la playa, bajo el paraguas./BARRETO

Desiertos sin oasis donde las manos se extienden y las gargantas se secan en un grito encarcelado suplicando auxilio. Deambulando por los caminos del mundo encontramos lugares donde el emigrante puede descansar y fortalecerse. Un lugar donde la cálida acogida de los voluntarios hacen las horas de espera más llevaderas. Como es el caso de Jorge Andrés Gordillo López que intenta arrancar de esas personas sin patria lo mejor de ellas mismas. No define así su visión: «El emigrante se manifiesta en su poesía con la emoción del que descubre el decir de distintas formas, no siempre con el uso correcto de la gramática u ortografía, pero sí con el alma de quien anda y recorre, de quien vive la incertidumbre y la complejidad del hombre mismo» En la «Casa del emigrante de Coahuilia en el estado de Zaragoza, México y otras  que, si no existen deben de tener su lugar. Europa tiembla antae la avalancha de personas que se dejan la vida en el camino y todavía hacemos oídos sordos a esta tragedia. Desde Calais hasta Grecia y desde España hasta Finlandia seres asustados  se juegan a una carta sus vidas  huyendo de la guerra y la barbarie. Somos  cómplices en parte de todo este éxodo. Bajo la sombrilla de una playa brilla el sol. No lejos de ahí una embarcación a la deriva sucumbe a las fauces del mar. El sonido de la misma solamente llega a algunos que, bajo ese sol que más calienta, comparte su agua y su toalla. En las mochilas inundadas se cuentan las horas vividas bajo el cielo. Hoy renace un nuevo día pero la esperanza de muchos estará condicionada por un destino incierto y tambaleante.