Una muñeca con corazón

Anita

Anita ha sobrevivido al paso del tiempo./HANAH VALENTÍN.

Esta es Anita, la muñeca que un día mi abuela me dejó. Había vivido muchos años junto a ella y sus hermanos pero aún está con nosotros. Ha conocido generaciones y ha sido acunada por los brazos de muchas niñas. A través de sus hermosos ojos azules nos ha visto crecer y aprender. Hoy disfruta de un sillón para ella sola, recibe nuestros cuidados y mimos y por los años que tiene es especial por su excelencia.

Una casa de ensueño

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De las manos de una artesana tinerfeña singular nacieron estos sueños retenidos en el tiempo. A pesar de los años transcurridos el color no falta en sus ilusiones y la fantasía y minuciosidad de sus trabajos re recopilan en una casa llena de risas, fotos, cuadros y recuerdos, muchos recuerdos. De un armario de cocina nació en el año 1999 esta preciosa casa de muñecas donde sus habitantes  acompañan sus horas y sus días. Desde distintos lugares de España llegaron hasta sus manos muñecas centenarias enfermas, desnudas y triste. Con su hábil caricia le ha ido devolviendo una nueva vida. No hay nada más bello en el mundo que tener un corazón siempre abierto a la sabia inocencia de las cosas sencillas. Sin recodos y sin muecas, tal y como son porque de los más descuidado se puede llegar a formar algo extraordinario. Las estancias de esa bonita casa de muñecas duermen tras las ventanas y aún así nos contagian de esa hermosura transparencia de lo natural. Casa diseñada y realizada por María Teresa Ll. R.

Reportaje gráfico de Hanah Valentín.