Uno más de la casa

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Volvemos de las vacaciones y nos encontramos con la rutina diaria. Atrás quedaron los día de fiesta y reposo junto al mar. Algunos miembros de la familia ya no volverán a estar con nosotros porque les dejamos en una carretera sin nombre o un rincón deshabitado. Su recuerdo está todavía con nosotros pero su presencia se halla muy lejos. Los animales de compañía son y deben ser siempre «uno más en la casa»

Las estadísticas son aterradoras y casi no hacemos nada por evitarlo. Se nos tacha de locos a muchos de nosotros por «quererlos y cuidarlos» ¡Qué vacíos estamos cuando no somos capaces de estirar nuestra mano y darles una caricia! Serían interminables las historias para contar y creo que hoy no es el momento!. Empezamos una nueva etapa y en este otoño que ya viene hacia nosotros siempre podremos encontrar un buen momento y una buena razón para hacer de «ellos » uno más de la casa. «»Los hombres han olvidado esta verdad, dijo el zorro, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre  de lo que has domesticado». (El Principito). El ser humano olvida con frecuencia que dentro del esquema evolutivo planetario el reino animal está solo a un escalón por debajo del reino humano. Los animales son seres vivos. Considerando que todo animal posee derechos y que el abandono y desprecio de dichos derechos han conducido y siguen conduciendo al hombre a cometer crímenes contra la naturaleza y los animales. Dicha declaración fue adoptada por la Liga Internacional de los Derechos de los Animales en o 1977.

El vuelo de la gaviota

Vuelo de una gaviota solitaria

Unas gaviotas sobrevuelan el océano/ Rafael Ben-Abraham Barreto

De gris está vestido el mar. Ya no resplandece como el estío pero la gaviota continúa  emergiendo desde las olas. Bailando un vals con la sintonía del viento. Allá lejos queda el horizonte huérfano de veleros y en las rocas ya no se escuchan cantos de sirenas. Remontando esa línea que nos separa de otros lugares debemos tratar de encontrar el equilibrio, erradicar  la mentira y ahuyentar la sinrazón de voluntades enfermizas que nos superan a diario, haciéndonos vulnerables ante cualquier arrebato de locura. La realidad e Europa se distorsiona en un lienzo cargado de dudas, compromisos y acuerdos alimentados todos ellos por el afán de poder. ¿Es que no existe ni un sólo motivo por el cual el hombre no trate de aprovecharse del hombre? Mientras, la gaviota seguirá volando sobre barcos anclados en los puertos sin poder llegar a su destino. El mar sigue gris y en su salada tristeza nos ronronea que estamos viviendo despaldas al mundo, porque a penas nos damos cuenta de que el mundo somos nosotros mismos.